10 INVENTOS CREADOS POR MUJERES. NatGeo.

10 inventos creados por mujeres.

A lo largo de la historia hemos visto como muchas mujeres eran relegadas a un segundo plano. Desde la Agencia Sinc nos cuentan como en ocasiones ha sido imposible privarlas del éxito que su genio y sus logros merecían. La lista de representantes femeninas que han alcanzado fama y renombre gracias a su propio esfuerzo, dedicación y a su genialidad ha crecido con el paso del tiempo. Muchos son los ejemplos, desde las artes y la cultura hasta la tecnología y la investigación. Y como no podía ser de otra manera, el ámbito de la ciencia y los descubrimientos no ha sido una excepción.

Algunos inventos creados por mujeres pioneras consiguieron superar los prejuicios e impedimentos a los que ha estado sujeto el género femenino durante mucho tiempo. El número de mujeres que ocupa las primeras páginas de los grandes episodios de la historia es reducido, por ello les hemos reservado un lugar especial en esta lista de inventoras que consiguieron dejar su huella en el progreso común del género humano. Sin ellas y sin su contribución, el mundo de la ciencia, la física, la química, la tecnología y nuestra vida en general probablemente no sería el mismo.

Katharine Blodgett – Cristales anti reflectantes.
Su doctorado en Física por la Universidad de Cambridge –fue la primera mujer en conseguirlo– le permitió ganarse un puesto de trabajo en la fábrica de la General Electric. Allí, junto al investigador químico Langmuir, trabajó en experimentos con recubrimientos moleculares aplicados al agua, a los metales y al vidrio. Estas pruebas permitirían crear más adelante los cristales anti-reflectantes, hoy usados en gafas, cámaras de fotos, telescopios, etc.Foto: Smithsonian Institution Archives

Amanda Jones – Envasado al vacío.
El almacenamiento adecuado de la comida para conseguir una mejor conservación ha sido algo para lo que el ser humano ha ideado numerosos métodos a lo largo de la historia: la salazón, el frío, el secado, el ahumado, son algunos de ellos. Nada parecido a la revolución que supuso el invento de la lata de conservas. Sin embargo, de Amanda Theodosia Jones fue más lejos. En el siglo XIX consiguió eliminar el aire de una lata, inventando así el envasado al vacío sin previa cocción de los alimentos conservados, mejorando así su calidad en el momento de consumirlos. Su invento fue patentado en 1873 bajo el nombre de «el proceso de Jones». 
Bette Nesmith Graham – Típex.
Debido a su trabajo, Bette Nesmith Graham se dio cuenta de la necesidad de poder corregir pequeños errores de un texto de una forma rápida y eficaz. Mecanógrafa de profesión, esta estadounidense inventó en 1956 lo que ella llamó el «Mistake Out» (“Errores Fuera” en su traducción al castellano). Después de que la marca IBM rechazara comercializarlo, decidió venderlo desde su propia casa con el nombre Liquid Paper, “Papel Líquido”. Esta mezcla de agua y pintura blanca es lo que hoy conocemos como Típex.
Ángela Ruiz Robles – Libro electrónico.
La única representante española de nuestra lista es Ángela Ruiz Robles y fue la precursora, en 1954, de algo que ni tan siquiera podía llegar a imaginar: el libro electrónico. Esta maestra, oriunda de Villamanín (León) y con vocación inventora, desarrolló una enciclopedia mecánica que perseguía el objetivo de transmitir conocimientos de una forma más interactiva. El libro contaba con pulsadores, bobinas, luces y desplazables que contribuían a una mayor comodidad y predisposición al aprendizaje para el alumno.

Letitia Geer – Jeringa.
La aportación de Letitia Geer al mundo de la ciencia médica fue, sin duda, de un gran valor. Si bien es cierto que antes ya se usaban otras jeringuillas de tipo más rudimentario, la innovación de su nuevo modelo fue, principalmente, que se podía usar con una sola mano, algo que facilitaba mucho el trabajo de un médico. La cuestión de cómo inyectar sustancias en el cuerpo humano -medicamentos o anestesias– y de cómo sustraerlas para analizarlas, quedó solventada a partir de 1899 gracias a la jeringa de esta inventora.
Hedy Lamarr – WiFi.
Cuando esta mujer austriaca de capacidades intelectuales extraordinarias empezó a estudiar una ingeniería, no podía imaginar que el desarrollo de la técnica de conmutación de frecuencias que llevó a cabo en 1940 contribuiría, años más tarde, a la creación de la tecnología WiFi y Bluetooth. 
Mary Anderson – Limpiaparabrisas.
Uno de los artilugios más prácticos del mundo automovilístico se lo debemos a esta inventora; algo en lo que hoy en día no reparamos, pero sin cuya ayuda sería casi imposible conducir bajo la lluvia: el limpiaparabrisas. El ingenio de esta estadounidense permitió que en 1916 todos los coches incorporaran un brazo mecánico que, activado por el conductor desde la cabina, despejaba la visión a través de la luna del automóvil. ¡Actualmente hasta los aviones disponen de limpiaparabrisas!Foto: Biblioteca Pública de Birmingham

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Josephine Cochrane – Lavaplatos.
Hacia finales del siglo XIX, Josephine Cochrane hizo realidad una idea patentada en 1850 por Joel Houghton: el lavavajillas. Gracias a los conocimientos de mecánica e ingeniería de esta norteamericana, quien sufría por la integridad de su valiosa vajilla china en manos de sus sirvientes, multitud de restaurantes desde 1893, y ahora en muchas de nuestras casas, han podido beneficiarse de un sistema automático, rápido y eficiente de lavar los platos.
Elizabeth Magie – Monopoly.
En EE.UU, ya a inicios del siglo XX, cualquiera podía darse cuenta del peligro que podían suponer los grandes monopolios, cada vez más prolíficos en un mundo que se dirigía inexorablemente hacia el capitalismo. Fue sobre lo que en 1904, Elisabeth Magie trató de explicar, alertando a la gente de una forma lúdica; el juego del Monopoly. Desafortunadamente nunca gozó de los beneficios que le podría haber reportado el gran éxito de su creación. En la década de los 30 Charles Darrow modificó su aspecto, cambió algunas de sus normas y lo bautizó por primera vez con el nombre de Monopoly.
Stephanie Kwolek – Kevlar.
Con una buena disposición para la ciencia y las matemáticas, la norteamericana Stephanie Kwolek –de ascendencia polaca– fue derivada al departamento de investigación de la empresa de textiles donde trabajaba. Allí hizo un descubrimiento que, a partir de 1964, cambiaría la vida de muchas personas, el kevlar: un componente capaz de producir una fibra muy fina pero extremadamente resistente que en la actualidad se usa en cables, chalecos antibalas e incluso en la industria espacial.

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