Historia de la Isla de Ellis (ELLIS ISLAND HISTORY).

La Isla de Ellis

Por Félix Casanova.

Historias de nuestra historia.

La puerta del “Paraíso”. Es una isla situada al lado de la Estatua de la Libertad, por la que millones de inmigrantes pasaron antes de comenzar una nueva vida en los Estados Unidos.

Historia Isla de Ellis

Ellis Island History 

Apenas una hectárea de tierra fue la puerta de entrada al sueño americano de 12 millones de inmigrantes europeos entre 1892 y 1954. Una pequeña isla arenosa llamada “de las Ostras” por los indios locales, pasó de ser un islote en la bahía de Nueva York a convertirse en 1890 en el Centro Federal de Inmigración de la Isla de Ellis, el gran filtro para el flujo migratorio transatlántico.

A principios del siglo XX, los emigrantes comenzaron a ser un negocio para las grandes compañías navieras, como la White StarRed Star o Hamburg-Amerika, que entraron en una competencia feroz por reducir el precio del pasaje y construir transatlánticos cada vez con mayor capacidad. En 1904, el pasaje de tercera clase costaba sólo 10 dólares, por lo que viajar a “las Américas” estuvo al alcance de los más pobres, aunque hubiera que sumarle dos dólares de “derechos de entrada”.

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Cientos de familias no dudaron en aventurarse, a pesar de tener que vivir hacinados durante una semana de viaje en la cubierta y en los camastros de los buques. Aunque la Estatua de la Libertad era lo primero que veían los emigrantes, el trato a los viajeros de tercera clase dejaba mucho que desear, por lo que Ellis acuñó pronto el sobrenombre de “la Isla de las Lágrimas”.

1.250.000 personas pudieron comprar en 1907 los pasajes del tren (con descuento especial), que les permitían viajar desde Nueva York a cualquier punto del país. Se había alcanzado la cota más alta de emigrantes desde la apertura del Centro. El resultado: colas de entre 3 y 5 horas esperando la carta de admisión a una nueva vida, que solo se concedía si se superaban los exámenes médicos, “no se podía ser delincuente convicto, ni retrasado mental, ni anarquista, ni epiléptico, ni promiscuo, ni mujer de mala reputación”. En 1917, un nuevo filtro: además había que saber leer y escribir. Tanta restricción no pudo evitar la entrada masiva de inmigrantes: sólo uno de cada cien tomó el barco de vuelta.

La avalancha migratoria, consecuencia de una Europa en plena I Guerra Mundial, hizo que los controles se hicieran más políticos; los no aliados tenían la entrada prohibida al país. Pero los billetes se seguían comprando, y las personas saturaban el precario Hospital y los camastros de los barracones. La Guerra Mundial desbordó la Isla de Ellis.

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A partir de 1924, la Administración Wilson vetó la entrada a los orientales. A pesar de que la legislación favorecía a irlandeses, ingleses y alemanes, más de la mitad de los 500.000 emigrantes que ocupan el “Muro de Honor” del ahora Museo de la Isla de Ellis proceden del Sur y del Este europeosSe calcula que la mitad de estadounidenses desciende de esos inmigrantes que lo primero que vieron de América fue esta isla.

Este flujo migratorio ni es nuevo, ni dejará de ocurrir. Ya desde la antigüedad, nuestros antepasados migraban buscando mejor vida, mejor clima, y mejores condiciones. Desde el Valle del Indo,  desde Europa a Sudamérica, desde África a Europa… Ocurrió y seguirá ocurriendo, por la que la raza humana es gregaria, y además, ¿quién no quiere un futuro mejor para su familia?.

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